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A los veintids aos, sospechando que tenan el tiempo contado, Ichimei y Alma se atragantaron de amor para consumirlo entero, pero mientras ms intentaban agotarlo, ms imprudente era el deseo, y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o temprano, se equivoca: hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun as quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxgeno.